jueves, 27 de diciembre de 2012

"Por fin" me dijo en un susurro abrazándome nada más cerrar la puerta de la habitación. Me besó. Me besó como nadie lo había hecho. Por fin podía sentirme entre sus brazos, por fin podía sentir que era suya. Nos fundimos en un beso eterno, o tal vez mil besos, no lo sé, pero me da igual. Sus ojos me miraban y me hacían sentir pequeña. Sonreía, con su sonrisa perfecta. La tarde pasaba, aunque el mundo estaba parado para nosotros. Mil y un besos, mil y una caricias, mil y un 'te quiero', mil y una sonrisa.
Y ahora ya puedo decir que he besado al hombre perfecto, ahora ya puedo decir que es mío, totalmente. Hace a penas unos minutos, nos estábamos besando, sin pensar que el tiempo pasaba, sólo importaba que estábamos juntos.

Escribo ésto de camino a casa en una nota del móvil, con la chaqueta en el brazo aún estando en Diciembre, y con un libro apretado en el pecho, nuestro libro. Libro que leeré mil y una vez, porqué me recuerda a él, a nuestra tarde, y su recuerdo me hace sonreír como tonta. Miro una y otra vez atrás, aunque sé que ya no está. Tengo una sonrisa de oreja a oreja y el viento mueve mi pelo a su antojo. El recuerdo de sus labios en los míos hace que se duplique la sensación de calidez y bienestar. Mi boca sabe a la suya y mi ropa huele a él, aún le siento a mi lado, y eso me encanta. Acaricio la portada del libro, pensando inútilmente que de algún modo le llegará, que de algún modo sentirá una caricia en la mejilla.


PD: Besé sus labios y me di cuenta de que no quiero besar otros jamás.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Me tumbé en la cama y cerré los ojos 'Ya está.-pensé- Mañana es 25, y al siguiente 26. En éstos momentos nos separan 100km, pero en tan sólo un día nos separarán 0km,0m, 0cm. Oh, dios. Parece que fuera ayer cuándo me quejaba de que quedaba demasiado tiempo diciéndole que le necesitaba ya a mi lado, y él me contestaba con un "peque, sólo 42 días". Parece que fuera ayer cuándo me desesperaba porqué aún faltaba un mes para estar a su lado, y ahora, ahora que queda nada, un día nada más, soy un manojo de nervios y aún no me creo que vaya a estar a su lado, no voy a darme cuenta de que estamos juntos físicamente hasta que me apriete contra su pecho. '.
Me sentía cansada y los párpados me pesaban como si dos piedras colgasen de ellos, sin embargo la noche anterior no la habría cambiado por nada, nuestra noche, pasamos hablando por teléfono horas. Escuchando su voz, ambos tumbados en la cama susurrándonos todo lo que nos queremos. Y aún cuándo me desperté con el móvil bajo la almohada recordé su voz, su voz diciéndome "te amo, peque, necesito que te des cuenta de lo que eres para mí", amaneció y nosotros en la cama, a 700km pero más unidos que nunca, hablando por teléfono entre miles de sonrisas, carcajadas, etc. Su voz resonaba en mi interior despertando un cálido hormigueo que me dejaba una sensación de bienestar infinito.
Un día. Un día para estar en sus brazos. Sólo un día.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Cierro la maleta y suspiro. Miro el reloj y calculo mentalmente cuánto queda. "Estoy loca", me digo, y sonrío recordando la de veces que él me ha dicho que ésto es una locura y yo le he contestado con un "pero es nuestra locura, y eso la convierte en la locura más bonita del mundo". Sí. Definitivamente estoy loca, loca de amor. Hacía tanto tiempo que no me sentía así, 3 años si nos ponemos a contar. 3 años sin sentir que el mundo se te derrumba si te falta, 3 años sin sentir que él lo es todo, 3 años sin sentir un cálido hormigueo en pensar que en escasas horas estaré entre sus brazos.
Cierro los ojos y me estiro en la cama, recuerdo con anhelo la última vez que hablamos, hace unas escasas horas. Cuando se iba a una cena de clase, estábamos con la cam y él me preguntaba qué tal estaba, con una sudadera y unos vaqueros y ésa sonrisa, ésa sonrisa que me encantaba, ésa sonrisa que me había regalado. "Demasiado guapo, no te dejo salir así que me ligas le decía, su sonrisa volvía a dibujarse en su rostro. Me encantaba, me encantaba él, su sonrisa, su mirada, todo. Era el chico perfecto, y era mío. Y más lo sería en unas horas, a penas 3 días para estar juntos, 3 días. Suspiré de nuevo y sonreí, si por cada sonrisa me dieran un segundo de vida ahora mismo sería inmortal, pues creo que él me había sacado en un año más sonrisas que el resto de gente en toda mi vida.
Deslicé mi mano por mi cuello hasta dar con la pequeña bola plateada, cerré los ojos y deseé con toda mi alma que no le perdiese jamás, porqué si le perdía me moría, me hacía más falta él que el oxígeno.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Creo que hay días que deberían estar marcados en el calendario de fucsia. Todos esos días horrorosos que te preguntas por qué vienen todos los problemas tan concentrados en un día, por qué no se pueden repartir en varios. Esos días que te levantas feliz y acabas deseando que termine el día cuando no ha hecho más que empezar para tumbarte en la cama y llorar hasta que te quedes dormida. Esos días que solo tienes ganas de llorar, de mandar a la mierda al mundo, de desaparecer. Esos días que crees que no pueden ir a peor, pero que se acaban superando. Esos días que solo quieres que el mundo te olvide, ser invisible, leer un libro o ver una película y llorar, sobretodo llorar, escuchar música deprimente que describe cómo estás y pensar que tu mundo se está derrumbando y no puedes hacer nada por salvarlo. Sinceramente creo que esos días deberían ser optativos, que sí, que te harán más fuerte y todo lo que tú quieras, pero no soy fuerte, esos días me pueden, igual sí que me hacen fuerte, pero después de todos esos días de color fucsia que he vivido en los últimos años sigo igual de débil que al principio. Sí, definitivamente creo que deberían contarte cómo va a ser ese día y tener la opción de no levantarte si no quieres vivirlo, llamadme cobarde por huir de mis problemas, pero un disgusto que me ahorro.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Iba andando por la calle, a pesar de hacer menos frío que el día anterior tenía las manos frías y la nariz roja. Andaba a paso lento mientras temblaba por el frío. Miré a mi derecha y vi el coche verde en el que tantos viajes habíamos hecho, la echaba de menos. Miré a su portal y allí vi a su madre. Me dieron ganas de ir donde ella y preguntarle qué tal estaba, pero no lo hice, miré hacia el suelo y seguí mi camino. Me puse a recordar lo que pasamos juntas. Era mi mejor amiga, la única persona que me había hecho sentirme viva estando muerta.

Opino que todos morimos estando vivos, esos momentos cuando lo pasas tan mal que sientes que te mueres, cuando te han hecho tanto daño que crees que ya nada importa, que lo has pasado tan mal que nada puede ir a peor. Yo morí una vez, hace dos años más o menos. Y ella era la única que conseguía hacerme sentir viva estando ella más muerta que yo. Me hacía reír hasta llorar.

Recordé las madrugadas en mi balcón dibujando y contando coches, las tardes de invierno viendo películas en mi casa, las fiestas del pueblo bailando en las verbenas, las tardes de verano dando vueltas sin rumbo, los fines de semana de verano que pasábamos en tu masía, las mañanas tomando el sol en la piscina y andando en bici, el desayuno en la jardín, las cenas al lado de la piscina mientras mirábamos las estrellas y reíamos de estupideces, las noches comiendo galletas y riéndonos, las versiones de canciones, los bailes en el espejo de mi habitación, los cotilleos a las 5 de la mañana por Messenger, los comentarios en facebook en clave que solo tú y yo entendíamos, las fotos chorras que aún siguen guardadas en un álbum que si las llega a descubrir alguien nos morimos de la vergüenza, esas canciones que cantábamos a la vez por las conversaciones telefónicas, esas risas infinitas sobre chorradas, esos “¿voy media hora antes y nos arreglamos?”, esas vueltas sin rumbo llenas de risas, esos “¡TÍO BUENO A LA VISTA! ¡Venga, ve tú que desde lo del otro no me levantas cabeza!”, esas tardes a las 6 cuando íbamos a las vías del tren porque nos encantaba sentarnos al lado y ver como pasaba. Todos esos recuerdos que me has dejado, esos recuerdos que son eso, recuerdos. Recuerdos que ambas sabemos que se han terminado. Que se acabó comer churros en el banco de la estación de tren, que se acabaron las confesiones en los columpios del parque que está cerca de mi casa. Se acabó todo, no quiero echarle la culpa a nadie. Tal vez fue culpa mía, por dejarte allí, jamás debí hacerlo, y no sabes bien cuánto me arrepiento. Intento convencerme de que no es culpa mía, pero aceptémoslo, antes no eras así. Intenté convencerte que dejases el tabaco, pero jamás me escuchaste, pues ya no había esa unión, pasábamos los fines de semana con otra gente. Tú cada vez ibas a peor y cada vez nos alejábamos más. Con el paso del tiempo no éramos más que dos desconocidas que no se saludaban por el pasillo. Dos chicas que se cruzaban y no se reconocían, ya no te conocía, ya no sabía quién eras. No sé cuándo fue la última vez que te vi, de repente un día dejaste de aparecer por los pasillos, lo único que teníamos de contacto era el facebook, y no nos abríamos. Me acabé enterando de que te habías ido de la ciudad y que cada vez ibas a peor. Hoy ya no sé quién eres, solo recuerdo a una cría riendo y hablando con una bolsa de golosinas en un banco.

Sólo quiero darte las gracias, por haberme hecho vivir los mejores momentos de mi vida, y pedirte perdón por haberme ido, y, aunque ahora quiera volver, es demasiado tarde, porque ambas sabemos que ya estás muerta, llevas muerta años, y no hay día que no me culpe por ello. Espero que “vuelvas a la vida”, sé que es difícil, pero te deseo lo mejor, enserio, sé que jamás leerás esto, pero necesitaba desahogarme.

PD: Te echo de menos.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

¿Por qué así? ¿Por qué tan lejos, por qué ahora y no cuando sea posible? ¿Por qué él y por qué yo? Tal vez estemos destinados a estar juntos, pero ¿por qué el amor de mi vida tiene que vivir tan lejos o yo tan lejos de él? Sólo quiero dormir, hibernar, despertarme cuando hayan pasado 39 días, o 4 años, cuando podamos estar juntos, despertarme en sus brazos con un beso, con el beso más dulce que jamás me han dado, despertarme y que me diga que ya nada está prohibido, que podemos estar juntos y que los fines de semana veremos una película, volveremos a ver La vida es bella, Titanic y Forrest Gump y que me abrazará cuando llore, que después de ver una película nos vestiremos e iremos a dar un paseo dándonos la mano, que me abrazará para que no tenga frío, que al despertarme me susurrará ‘buenos días, princesa’, que dormiremos abrazados las noches que nos quedan, que me dirá que estoy preciosa cuando vaya en moño y con ropa de estar por casa, que me callará con un beso cuando hable demasiado y que solucionaremos las peleas con otro beso, que discutiremos los nombres de nuestros hijos, que escucharemos nuestro grupo favorito e iremos a un concierto de ellos y nos besaremos cuando suene nuestra canción, que viajaremos por todo el mundo dados de la mano, que me hará de guía en su ciudad y yo en la mía, que celebraremos la noche vieja juntos, tirando serpentinas por el balcón y celebrando el año nuevo con 12 besos en vez de 12 uvas, que en verano estaremos en la playa hasta el amanecer y me cogerás para meterme al agua aunque yo no quiera porque que esté fría, que me dirás que me amas todos los días y me seguiráa llamando ‘peque’ cuando tenga 30, 50 y 80 años, que soy tu “nunca había sentido esto por nadie” y que jamás me dejarás de querer, que por Sant Jordi me regalarás un libro en vez de una rosa, que el día que nos casemos mi ramo será de tulipanes rojos antes que cualquier otra flor, que no te separarás nunca de mi lado. Quiero dormirme esta noche del 25 de noviembre y despertarme el día que podamos vivir todos esos momentos juntos, quiero dejar de pensar que lo nuestro es imposible porque no lo es, porque si ambos queremos y luchamos por ello sé con certeza que conseguiremos estar juntos, el amor lo puede todo, o eso dicen.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Es increíble como estando tan lejos podemos estar tan cerca. Como estando a 700km y sin ser pareja estamos más unidos que muchos que son pareja y están a escasos centímetros el uno del otro. Como nos queremos, nos protegemos y vemos pelis "juntos" los Domingos por la tarde. Como nos morimos de celos el uno por el otro. Como podemos hacernos felices sin poder rozarnos. Como podemos querernos tanto sin siquiera habernos dado dos besos.
Nuestra historia es rara de por sí, al fin y al cabo quien nos iba a decir que tú acabarías queriedo a una "enana", pero lo más raro de todo es que no sé cómo ha pasado, en qué momento te has convertido en mi oxígeno, en la razón de mis sonrisas, en el culpable de las estúpidas mariposas en mi estómago, en mi razón de vivir.
Y cada día te sigo queriendo más, cada día falta menos para que pueda abrazarte, sin embargo, ya sabes que a veces me falta la paciencia, me sobran días y distancia, pero cuando me dices "solo 40 días, peque", entonces es cuando me doy cuenta que hace poco faltaban 6 meses.

#40 días para perderme en tus brazos.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Le miré a los ojos y esbocé una sonrisa. ¿Cómo podía sentir tantas cosas al verle, cómo era posible? Me dejé rodear por sus brazos y cerré los ojos, saboreando ese instante, sabiendo que no iba a ser eterno, pero qué más daba, estaba con él, rodeada con sus brazos, me sentía protegida, ese sentimiento de añoranza que tanto me había acompañado los últimos meses, había desaparecido dejando en su lugar un suave hormigueo por todo mi cuerpo. Levanté la cabeza para mirarlo a los ojos, con una sonrisa que llevaba puesta desde que nos habíamos encontrado. Me apartó un mechón de pelo de la cara y me besó, me besó como hacía mucho que nadie me besaba.
-Te quiero. -susurré tras besarle de nuevo. No dijo nada, me miró y me apretó contra su pecho.
El día pasó entre besos, risas y caricias, entre miles de "te quiero" y miradas que decían más que todas las palabras del mundo. No quería que acabase nunca aquel día, quería permanecer siempre a su lado, en sus brazos, quería poder ser suya, sentir que lo era, poder ser lo que aún faltaba demasiado para ser posible, pero que esperaría hasta los confines del mundo.

viernes, 9 de noviembre de 2012

47 días. Te necesito. Necesito que me digas que me quieres mientras tengo mi cabeza apoyada en tu pecho y me acaricias el pelo. Que me beses y me abraces como si no tuvieras nada más a lo que agarrarte en éste mundo. Que llegue a casa, me tumbe en la cama y huela a ti, que mi ropa huela a tu colonia y mi boca sepa a la tuya. Que me des un beso antes de irme a casa. Que pueda dormir a tu lado mientras se escucha como las gotas de la lluvia chocan contra el cristal. Que me digas que no te perderé, porque sabes que ese es mi mayor miedo, que encuentres a una mejor, a una chica de la que no te separen 700km, una chica que pueda hacerte feliz cada uno de los días, una chica que pueda despertarte todos los días con un beso y un “te quiero”, una chica que te pueda besar, a la que puedas mirar a los ojos, una chica que me substituya, que haga que te olvides de mí. Y si te olvidas de mí me muero, porqué ni la muerte, ni la enfermedad, ni el fin del mundo serían tan dolorosos para mí como perderte, porqué tú eres mi vida, y si te vas tú no me queda nada.


PD: Y cada vez más cerca estando tan lejos.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Y cuando estoy tumbada en la cama a con el ordenador sobre el regazo y viendo un clásico de Disney que marcó mi vida para siempre, que me enseñó que nada es imposible, me doy cuenta. Vives buscando un príncipe azul, el chico perfecto, y, cuando te das por vencida y crees que jamás aparecerá, que es una leyenda urbana creada por Disney, entonces te das cuenta de que has tenido al chico perfecto durante un año delante de ti y te has dado cuenta de que él es el hombre de tu vida hace tan sólo unos meses.

Tal vez lo sabía desde el principio, desde el momento en el que me llamaste por primera vez "peque", desde el primer día que se me salió el corazón del pecho al ver que te habías conectado, desde el primer día que me dije que eres demasiado para mí, que jamás te fijarías en mí de esa forma, pero intenté esconder mis sentimientos en un rincón y convencerme, tal vez engañarme, de que no sentía nada más allá de lo que era una amistad, y, cuando estaba casi convencida, casi engañada, me dices que me quieres, que me amas, que te has enamorado de mí sin poder evitarlo. Es recordar esos instantes y pensar cómo no pude gritarte que yo también te amo, que no hay nada en éste mundo que desee más que rozarte, que apoyar mi cabeza en tu pecho mientras me acaricias el pelo, pero me quedé paralizada, sin saber qué decir, sin saber si estaba soñando, sin saber si todo era producto de mi imaginación.
Y aquí estoy cinco meses después diciéndote que te amo cada uno de los días e intentando demostrarte que sin ti mi vida se va a pique, que sin ti no soy nada, que sin ti me muero.

Y ya ha empezado noviembre. Miro atrás, cinco meses atrás, cuando pensaba que éste momento jamás llegaría, cuando sentía que me moría cada vez que miraba el calendario y veía que aún quedaba demasiado para poder perderme en tus brazos, que aún quedaba demasiado para poder besarte y dejar que el resto del mundo se esfumara como si nada, que faltaba una eternidad para poder susurrarte que te quiero más que a nada en éste mundo, porqué sin ti ya nada tiene sentido.
Es difícil creer que fue hace cinco meses cuando estaba sentada en el suelo cabizbaja con el móvil entre las manos e intentando no llorar mientras te escribía por el whatsapp que no podía más, que te necesitaba ahora, que necesitaba abrazarte y sentir que todos mis problemas se esfumarían, y tú me decías "ya queda menos, mi vida", parece que fuera ayer...y ya solo quedan dos meses, dos meses y podré perderme en tu mirada, en tus caricias, en tus besos, en ti, en definitiva.

Y supongo que es hoy, o tal vez ayer, o tal vez lo supe desde el principio; que imposibles sólo son las cosas por las que nosotros no estamos dispuestos a luchar, y yo voy a darlo todo por poder estar contigo, por poder despertarme una noche fría de invierno y poder abrazarme a ti hasta que entre el sol por la ventana al día siguiente salpicando la habitación de luz y pueda susurrarte al oído "buenos días mi príncipe", y no pararé hasta conseguirlo.

PD: Te quiero más que a nada en éste mundo, lo sabes. No he dejado de repetirlo en el texto y durante cada uno de los días que he pasado hablando contigo, y no pararé de repetirlo jamás, porqué jamás dejaré de quererte.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Y de nuevo me tumbo en la cama mirando al techo y dejando escapar un suspiro mientras suena la canción más bonita del mundo, nuestra canción. Los días siguen pasando, y aunque me alegra saber que falta menos que ayer para poder abrazarle, me tortura saber que aún queda demasiado.
No hay día en que no piense cómo será el instante en que lo abrace, el instante en que le susurre al oído que le amo, que por él lo daría todo, que no quiero separarme de él jamás, que no quiero volver a esa tortura, en cómo será cuando le bese con todo el amor que le tengo guardado. Tengo tantas ganas de por fin estar con él…de por fin demostrarle que le amo, de por fin poder abrazarle y besarle…sin embargo aún queda…y queda tanto que siento que antes de poder vernos me moriré de anhelo.
Voy tachando los días en el calendario, haciendo una cuenta atrás que parece no terminar, sin embargo cuando hablo con él me llena de esperanza, de alegría. Supongo que la pantalla de mi ordenador ha visto más sonrisas que cualquier persona del mundo, y todo gracias a él, porqué no hay nadie que me haya sacado tantas sonrisas y parado tantas lágrimas.

Te diría “te quiero”, pero son palabras demasiado pequeñas para todo lo que siento.

viernes, 19 de octubre de 2012

Y me di cuenta de que tal vez todo esto había sido así desde el principio, tal vez nunca fue posible y me llevo engañando desde hace meses y meses. Nunca pensé que sería fácil, sólo que la espera merecerá la pena, y, por muy difícil que sea, tal vez algún día... conservo la fe y la ilusión de que todo salga bien, de que algún día podamos estar juntos, nos queremos, nos amamos, no hay más, si él y yo lo damos todo, ¿qué puede salir mal?

Y se me hace raro volver a decir “te amo” y sentir que nada importa cuando hablas con esa persona, que hay un mundo paralelo en el que solo habitamos él y yo, sentir que él lo es todo y más, que sin él nada tiene sentido. Y, tal vez, me esté equivocando, tal vez todo esto esté siendo un error, sin embargo tengo la certeza de que cuando pruebe sus labios no querré besar otros jamás.

Porqué aunque sé que cada día queda menos para vernos, me tortura saber que aún queda, aunque sean dos meses...

Y seguirán pasando los días lentamente, días tras día, y yo cada día le necesitaré más, y más, y la espera se me hará más y más larga. Hasta que llegue el día en el que estaré abrazada a él y no me soltaré, al menos si él me lo permite.

jueves, 18 de octubre de 2012

Liberé mi pelo castaño cobrizo de la pinza que lo sujetaba formando un moño y dejé que cayera sobre mis hombros mientras movía la cabeza de un lado a otro para que el pelo quedase donde tenía que quedar. Me miré en el espejo de arriba a abajo y me tumbé en la cama mirando al techo mientras nuestra canción sonaba de fondo. Me mordí el labio pensativa, sin saber muy bien qué hacer, si reír o llorar. Esbocé una sonrisa en pensar en la posibilidad de estar con él, de estar entre sus brazos. Le quería más que a nada en el mundo, y no sabía si él lo comprendía, si él comprendía todo lo que era él para mí, lo que significaba para mí volver a decir "te amo" tras casi dos años sin sentir que si pierdes a esa persona el mundo se te cae al suelo. Sonreí como una idiota al imaginarnos bailando abrazados nuestra canción como unos días atrás me había dicho, imaginando como sería el ese instante, y saboreé todo lo que pude esa imagen que se había formado en mi cabeza. Suspiré, como tantas veces había hecho durante los últimos meses, no suspiré por desesperación, sino por anhelo, por anhelar algo que nunca había tenido y me pregunté si todo lo que estaba viviendo era cierto o tan solo era un sueño, no era posible que un chico tan sumamente perfecto se hubiese fijado en mí, era casi imposible. Cerré los ojos y un hormigueo recorrió mi cuerpo, y se instaló en mi estómago. Volví a abrirlos, sabiendo con certeza que no podía dejarlo escapar, que si hiciese eso no me lo perdonaría nunca, que no podía dejar irse a alguien como él, a alguien que, a parte de quererme con locura, me cuidaba y me protegía como nadie lo había hecho antes. Sonreí de nuevo y me abracé a uno de los cojines que había en mi cama. Me abracé con fuerza a éste hasta quedarme dormida, pensando en él, en mí, en nosotros. Existía un nosotros, y quería que fuese así para siempre.

sábado, 13 de octubre de 2012

Y nunca me cansaré de decirte lo mucho que te quiero, lo mucho que te anhelo cada segundo que pasa, a sabiendas que queda menos para estar entre tus brazos. Porqué cada vez que pienso en todos los km que nos separan, en todas las veces que he suspirado por desesperación por pensar que tal vez alimentamos algo que no puede ser, que luchamos contra algo que jamás será, me viene a la cabeza tu sonrisa, tus "te quiero", tu mirada...y aunque tal vez solo la vea a través de una pantalla, me devuelve las ganas de vivir, de volver a sonreír. Y tengo la certeza de que, cuando por fin esté entre tus brazos, no solo desearé que ese instante en el que estoy apretada contra tu pecho no termine, sino que desearé que no haya otra persona que me abrace, porqué eres la única persona que deseo que esté a mi lado en los buenos momentos y en los malos, la única persona que deseo que me bese, que me susurre al oído que me quiere, la única persona a la que quiero despertar con un "buenos días mi amor", la única persona que quiero que duerma al otro lado de mi cama y a la que pueda abrazarme las noches de invierno cuando haga frío, porqué eres la única persona que quiero que esté a mi lado durante lo que me queda de vida.

PD: Te quiero.

lunes, 1 de octubre de 2012

Y supongo que empieza la cuenta atrás, aunque tal vez empezó antes de todo ésto, tal vez empezó el día que nos conocimos, o el primer día que nos dijimos "te quiero", o el día que escuché tu voz susurrando "te quiero, peque" y me dio un vuelco el corazón, o el día que me di cuenta de que te quiero más de lo que imaginaba que se podía querer a alguien. No sé. Al fin y al cabo eso es lo de menos, supongo que lo que cuenta es que cada segundo que pasa estamos más lejos de ayer y más cerca del mañana, más cerca del día que me perderé en tu mirada, más cerca del día que podré abrazarte y desear que jamás me sueltes. No quiero pensar en el después, en qué pasará cuando nos tengamos que separar de nuevo, cuando tengamos que decirnos adiós sabiendo que, tras haber estado juntos, te necesitaré más de lo que te necesito ahora. En éstos últimos meses, tú has sido la razón de mi sonrisa, la razón por la cual me he levantado cuando me he caído y la razón por la que me he tragado las ganas de llorar. Has hecho que momentos muy difíciles hayan sido mucho más fáciles, que cosas por las que habría sufrido durante tres meses tan solo hayan sido motivo de no sonreír un par de días. Gracias por los momentos vividos, te quiero.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Los días pasan lentamente. Le echo de menos, y muchas veces me pregunto cómo puedo echar de menos algo que jamás he tenido, como puedo desear besar unos labios que nunca he besado o cómo puedo necesitar los brazos de alguien que nunca me ha abrazado, pero nunca encuentro la respuesta. Llevo meses dándole vueltas a todo, las cosas han cambiado mucho, casi tanto como yo, y el tiempo ha pasado demasiado deprisa, siento que no estoy aprovechando mi vida, un gran vacío en mí, un vacío que no sé con qué llenar, aunque siempre que le veo sonreír desde esa pequeña ventana del skype en la esquina derecha de mi ordenador miles de emociones se apoderan de mí, una sonrisa tonta se dibuja en mi boca y ese vacío desaparece. Va apareciendo gente nueva en mi vida y me pregunto si serán importantes en mi vida, si me marcarán y si me harán daño, porqué me cansé de sufrir, bastante lo he hecho en los últimos años y ahora quiero sonreirle a la vida como si no hubiese mañana, aprovechar cada día al máximo, comerme el mundo todos los días, aunque en el fondo, sé que no quiero hacerlo sola, que quiero hacerlo de su mano, dedicándole cada sonrisa, cada mirada, cada segundo de mi vida, porque la felicidad es lo único que se multiplica cuando se comparte, y sólo quiero compartirlo con alguien en esta vida, y ese alguien es él, la razón de que me seque las lágrimas con la manga del jersey, me levante de la cama, y me trague los nudos que se forman en mi garganta cuando reflexiono en todo lo qué ha pasado, está pasando y pasará. Gracias por ser la razón de todas mis sonrisas, te quiero.