miércoles, 30 de enero de 2013

El viento me alborotaba el pelo y el frío sonrojaba mis mejillas. Notaba una suave oleada de calma recorrer todo mi cuerpo al verle y un suave hormigueo cuando me abrazó, cuando me susurró que me quería y cuando me besó con una pasión y con un amor que jamás había rozado mis labios. Sus ojos oscuros me miraban y me hacían sentir pequeña, me apretaba contra él como si un huracán fuese a separarme de él, y en cierto modo no era del todo erróneo.

En mi mente se repite una y otra vez cada uno de los besos, y maldigo el tiempo como si fuese quien tiene la culpa de todo, aunque tal vez tampoco me equivoco tanto. El tiempo que se encapricha de pasar aunque pida a gritos que se detenga, aunque tal vez eso sea lo mejor, supongo que es porqué ahora sólo deseo que pase, que pase el tiempo hasta que pueda volver a estar entre sus brazos. Se repite en mi mente una y otra vez la última mirada que eché hacia atrás cuando nos alejábamos y cuándo en ése instante él se giró, y mientras mis piernas avanzaban, una voz en mi interior me gritaba que fuese corriendo donde él, le abrazase, le volviese a besar y que me quedase así para siempre, en sus brazos. Sin embargo no lo hice, nos giramos y seguimos hacia adelante, en direcciones opuestas, mientras mi corazón aún latía a mil y yo abrazaba el libro que me había regalado, como si abrazándolo él estuviese más cerca.

Me encontraba en el sofá, con el pijama y el pelo alborotado, la tarde que habíamos compartido se repetía una y otra vez en mi mente. Aún sentía el sabor de sus labios y el olor a él, aún notaba sus caricias por la espalda y como sus labios y los míos se movían al compás. El corazón me latía con fuerza y tenía una sonrisa imborrable de la cara, aún a sabiendas de que el tiempo había cumplido y había pasado la tarde a su lado y tendría que esperar una eternidad hasta poder volver a besarle, sin embargo la felicidad que había vivido ese día quedaba encerrada en un recuerdo que siquiera el tiempo podía borrarla.

domingo, 20 de enero de 2013

Yo ya no sé qué hacer. Siento que todo se desmorona y no tengo dónde sujetarme. Tras el peor fin de semana desde hacía años parece ser que por fin, y digo por fin aunque no sé siquiera si algo mejorará, llega el Lunes. No sé si eso es bueno o malo, esperar con ansias un Lunes, un Lunes que no promete más de lo que prometía éste Domingo, pero al menos podré salir y desconectar, o al menos intentarlo.
Me siento mal por haber terminado así la conversación, tanto por ella como por ti. Pero a veces estás tan mal que no tienes fuerzas para decir todo lo que piensas, y a mí es algo que me sucede tal vez demasiado a menudo. Sé lo estúpida que he sido y los errores que he cometido, sé que tal vez no llegues a entender por lo que estoy pasando y te estoy exigiendo que entiendas algo que es tal vez imposible que entiendas jamás. Me duele haber sido tan seca al final, haberme callado el "te quiero" y haberlo sustituido por un hasta mañana, pero dudo demasiado que llegues a entender por lo que estoy pasando, todo lo que me duele esto, es muy frustrante sentir que aunque estés con 50 personas estás totalmente sola, tengo la tendencia a pensar que nadie me va a entender y tal vez por eso cuando acabo contándole algo a alguien de estos calibres espero que lo entienda, que entienda lo que supone para mí estar así y que sin decir nada me abrace y me consuele, aunque sepa que eso es imposible. Tal vez mi mayor error haya sido que no te haya contado al 100% todo lo que me sucede, tampoco lo entenderías y sé sin decírtelo lo que me dirías. Tal vez pienses que hago de un grano de arena un mundo, tal vez dos, pero supongo que soy así de estúpida y se me pasan esas cosas por la cabeza.
Escribo esto aquí, todo lo que te debería haber dicho antes, al despedirme, pero me sobraban palabras y me faltaban las ganas de escribirlo. Sé que leerás esto si no es hoy será mañana, y tomatelo como una disculpa por haberme comportado como la cría que tal vez soy y no quiero enseñar, una disculpa por haber sido tan fría cuando en realidad cuando hablo contigo siento que una sábana mágica me protege de todo lo malo, una disculpa por haberme callado cosas y por tener intención de seguir callándomelas.

PD: Te quiero.

viernes, 4 de enero de 2013

Y aún a 700 km de distancia de él, aún siento su olor, su sabor, sus besos, sus abrazos, sus caricias. Aún a 700 km de él siento que está a mi lado más que nunca. Y aunque no pueda besarle ni la mitad de veces que desearía hacerlo, aunque no pueda abrazarle a cada segundo ni mirarle a los ojos todos los días, aunque no pueda vacilarle y darle un beso después, aunque no pueda darle un beso en un portal, o abrazarme a él las tardes que tenga frío, aunque no pueda compartir almohada con él ni ir a tomar una coca-cola al bar de abajo, aunque no pueda ser el tipo de novia "normal", a pesar de todo, soy feliz. Sí, soy feliz, tal vez sea ilógico, pero, aunque no hay nada que desee más que poder estar a su lado en todo momento, sé que no es posible por el momento y que no puedo luchar contra ello, sé que no me servirá de nada obsesionarme y pasar un mal rato, así que me toca conformarme con lo que tengo, que no es poco porque le tengo a él, y él lo es todo en mi vida, a pesar de tenerlo lejos estamos más cerca que muchas parejas que están ahora mismo haciendo el amor, a pesar de estar a 700 km intentamos estar juntos, vemos películas juntos y las comentamos, nos damos las buenas noches y los buenos días. Y, aunque parezca que son tonterías, para mí es un mundo, a mí eso me hace feliz. El saber que le tengo, que me quiere, es mágico, y si no fuera feliz teniéndole a él, no lo podría ser de ninguna manera. Él ha sido quien me ha hecho pasar inmune a los problemas, quien me ha dado fuerzas para continuar y me ha escuchado mil veces por mis problemas adolescentes, él ha sido quien me ha entendido sin juzgarme, él es quien me ha hecho ver que no todo es negro o blanco, que hay una escala de grises, él es quien me ha hecho volver a confiar en el amor cuando pensaba que me habían roto el corazón y que jamás volvería a amar, él ha sido quien me ha subido la moral para que nadie se aproveche de mí y quién ha confiado en mí siempre, él es quien me ha hecho reír por muy mal que estuviera todo, él ha sido quien ha mejorado los mejores momentos del 2012 y ha hecho que no sean tan malos los peores, y es él quien de algún modo me ha salvado, salvado de caer, de derrumbarme, de volver a pasarlo mal, sí, él es mi héroe.

No hace demasiado leí en un libro que siempre hay uno en una relación que quiere más que el otro, puedo decir quién ha querido más en todas mis relaciones, en todas y cada una de ellas, sin embargo, la nuestra está totalmente igualada, sé que me ama con locura igual que yo le amo a él, y si los dos nos amamos con locura, ¿qué puede salir mal?

PD: Gracias por hacer del 2012 el mejor año, sé sin duda que si no hubieses estado a mi lado sería uno de los peores. 'Hagamos que lo mejor del 2012 se convierta en lo peor del 2013'. Te quiero.

martes, 1 de enero de 2013

Y supongo que volvemos a la rutina. Tras cinco horas sentada en un coche mirando desde la ventanilla como llueve fuera, aquí estoy, tumbada en la cama con un libro que en mi estancia allí a penas he abierto. Y no puedo evitar pensarme si no es cosa mía, si el ordenador se equivoca y hoy no es 1 de enero del 2013, que estamos a 23 de diciembre del 2012 y las maletas están porqué mañana me voy. No puedo evitar que todo es cosa mía y en realidad no ha pasado nada, es difícil de pensar que algo tan perfecto como fue estar en sus brazos ha sucedido de verdad. Pero parece ser que sí, o al menos él me lo afirma.
Pero ya está. Pasó la semana, pasaron los días a 100km de él. Vuelven a separarnos 700 y volvemos a iniciar la cuenta atrás, otra vez. Vuelven las tardes dando vueltas sin rumbo con conversaciones absurdas y confesiones en un portal, vuelven las mañanas aburridas y el silencio en casa, vuelven las llamadas telefónicas para preguntar qué tal estás y si te has echado novio, vuelven las canciones resonando por casa y las coletas altas, vuelven las noches en mi cama y se acabaron las noches en el salón, los juegos a la wii hasta las 3 de la mañana con mis primos y los ésta noche cuándo todos se duerman pillamos los ferrero que tiene la abuela en el armario de arriba. Se acabaron las comidas y cenas con 10 en la mesa y la sensación de que si estiro el brazo en su dirección le rozaré, se acabó el salir al balcón a las 3 de la mañana a hablar con él por teléfono mientras mis primos cierran las puertas para dejarme fuera, se acabaron las tardes en las que toda la familia se juntaba en casa de uno y nos poníamos a contar anécdotas, se acabó eso, dejando en su lugar la tediosa rutina. Aunque supongo que si pudiera disfrutar siempre de ello no lo apreciaría como lo aprecio. Cuando una cosa la tienes siempre a tu alcance no la aprecias prácticamente, pero al tener que esperar para ella y no tenerla siempre la aprecias como si tu vida fuera en ello, y sólo cuando te das cuenta de que éso es cierto es cuando te das cuenta de toda la razón que tiene el dicho "no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes".