miércoles, 24 de octubre de 2012

Y de nuevo me tumbo en la cama mirando al techo y dejando escapar un suspiro mientras suena la canción más bonita del mundo, nuestra canción. Los días siguen pasando, y aunque me alegra saber que falta menos que ayer para poder abrazarle, me tortura saber que aún queda demasiado.
No hay día en que no piense cómo será el instante en que lo abrace, el instante en que le susurre al oído que le amo, que por él lo daría todo, que no quiero separarme de él jamás, que no quiero volver a esa tortura, en cómo será cuando le bese con todo el amor que le tengo guardado. Tengo tantas ganas de por fin estar con él…de por fin demostrarle que le amo, de por fin poder abrazarle y besarle…sin embargo aún queda…y queda tanto que siento que antes de poder vernos me moriré de anhelo.
Voy tachando los días en el calendario, haciendo una cuenta atrás que parece no terminar, sin embargo cuando hablo con él me llena de esperanza, de alegría. Supongo que la pantalla de mi ordenador ha visto más sonrisas que cualquier persona del mundo, y todo gracias a él, porqué no hay nadie que me haya sacado tantas sonrisas y parado tantas lágrimas.

Te diría “te quiero”, pero son palabras demasiado pequeñas para todo lo que siento.

viernes, 19 de octubre de 2012

Y me di cuenta de que tal vez todo esto había sido así desde el principio, tal vez nunca fue posible y me llevo engañando desde hace meses y meses. Nunca pensé que sería fácil, sólo que la espera merecerá la pena, y, por muy difícil que sea, tal vez algún día... conservo la fe y la ilusión de que todo salga bien, de que algún día podamos estar juntos, nos queremos, nos amamos, no hay más, si él y yo lo damos todo, ¿qué puede salir mal?

Y se me hace raro volver a decir “te amo” y sentir que nada importa cuando hablas con esa persona, que hay un mundo paralelo en el que solo habitamos él y yo, sentir que él lo es todo y más, que sin él nada tiene sentido. Y, tal vez, me esté equivocando, tal vez todo esto esté siendo un error, sin embargo tengo la certeza de que cuando pruebe sus labios no querré besar otros jamás.

Porqué aunque sé que cada día queda menos para vernos, me tortura saber que aún queda, aunque sean dos meses...

Y seguirán pasando los días lentamente, días tras día, y yo cada día le necesitaré más, y más, y la espera se me hará más y más larga. Hasta que llegue el día en el que estaré abrazada a él y no me soltaré, al menos si él me lo permite.

jueves, 18 de octubre de 2012

Liberé mi pelo castaño cobrizo de la pinza que lo sujetaba formando un moño y dejé que cayera sobre mis hombros mientras movía la cabeza de un lado a otro para que el pelo quedase donde tenía que quedar. Me miré en el espejo de arriba a abajo y me tumbé en la cama mirando al techo mientras nuestra canción sonaba de fondo. Me mordí el labio pensativa, sin saber muy bien qué hacer, si reír o llorar. Esbocé una sonrisa en pensar en la posibilidad de estar con él, de estar entre sus brazos. Le quería más que a nada en el mundo, y no sabía si él lo comprendía, si él comprendía todo lo que era él para mí, lo que significaba para mí volver a decir "te amo" tras casi dos años sin sentir que si pierdes a esa persona el mundo se te cae al suelo. Sonreí como una idiota al imaginarnos bailando abrazados nuestra canción como unos días atrás me había dicho, imaginando como sería el ese instante, y saboreé todo lo que pude esa imagen que se había formado en mi cabeza. Suspiré, como tantas veces había hecho durante los últimos meses, no suspiré por desesperación, sino por anhelo, por anhelar algo que nunca había tenido y me pregunté si todo lo que estaba viviendo era cierto o tan solo era un sueño, no era posible que un chico tan sumamente perfecto se hubiese fijado en mí, era casi imposible. Cerré los ojos y un hormigueo recorrió mi cuerpo, y se instaló en mi estómago. Volví a abrirlos, sabiendo con certeza que no podía dejarlo escapar, que si hiciese eso no me lo perdonaría nunca, que no podía dejar irse a alguien como él, a alguien que, a parte de quererme con locura, me cuidaba y me protegía como nadie lo había hecho antes. Sonreí de nuevo y me abracé a uno de los cojines que había en mi cama. Me abracé con fuerza a éste hasta quedarme dormida, pensando en él, en mí, en nosotros. Existía un nosotros, y quería que fuese así para siempre.

sábado, 13 de octubre de 2012

Y nunca me cansaré de decirte lo mucho que te quiero, lo mucho que te anhelo cada segundo que pasa, a sabiendas que queda menos para estar entre tus brazos. Porqué cada vez que pienso en todos los km que nos separan, en todas las veces que he suspirado por desesperación por pensar que tal vez alimentamos algo que no puede ser, que luchamos contra algo que jamás será, me viene a la cabeza tu sonrisa, tus "te quiero", tu mirada...y aunque tal vez solo la vea a través de una pantalla, me devuelve las ganas de vivir, de volver a sonreír. Y tengo la certeza de que, cuando por fin esté entre tus brazos, no solo desearé que ese instante en el que estoy apretada contra tu pecho no termine, sino que desearé que no haya otra persona que me abrace, porqué eres la única persona que deseo que esté a mi lado en los buenos momentos y en los malos, la única persona que deseo que me bese, que me susurre al oído que me quiere, la única persona a la que quiero despertar con un "buenos días mi amor", la única persona que quiero que duerma al otro lado de mi cama y a la que pueda abrazarme las noches de invierno cuando haga frío, porqué eres la única persona que quiero que esté a mi lado durante lo que me queda de vida.

PD: Te quiero.

lunes, 1 de octubre de 2012

Y supongo que empieza la cuenta atrás, aunque tal vez empezó antes de todo ésto, tal vez empezó el día que nos conocimos, o el primer día que nos dijimos "te quiero", o el día que escuché tu voz susurrando "te quiero, peque" y me dio un vuelco el corazón, o el día que me di cuenta de que te quiero más de lo que imaginaba que se podía querer a alguien. No sé. Al fin y al cabo eso es lo de menos, supongo que lo que cuenta es que cada segundo que pasa estamos más lejos de ayer y más cerca del mañana, más cerca del día que me perderé en tu mirada, más cerca del día que podré abrazarte y desear que jamás me sueltes. No quiero pensar en el después, en qué pasará cuando nos tengamos que separar de nuevo, cuando tengamos que decirnos adiós sabiendo que, tras haber estado juntos, te necesitaré más de lo que te necesito ahora. En éstos últimos meses, tú has sido la razón de mi sonrisa, la razón por la cual me he levantado cuando me he caído y la razón por la que me he tragado las ganas de llorar. Has hecho que momentos muy difíciles hayan sido mucho más fáciles, que cosas por las que habría sufrido durante tres meses tan solo hayan sido motivo de no sonreír un par de días. Gracias por los momentos vividos, te quiero.