jueves, 27 de septiembre de 2012

Los días pasan lentamente. Le echo de menos, y muchas veces me pregunto cómo puedo echar de menos algo que jamás he tenido, como puedo desear besar unos labios que nunca he besado o cómo puedo necesitar los brazos de alguien que nunca me ha abrazado, pero nunca encuentro la respuesta. Llevo meses dándole vueltas a todo, las cosas han cambiado mucho, casi tanto como yo, y el tiempo ha pasado demasiado deprisa, siento que no estoy aprovechando mi vida, un gran vacío en mí, un vacío que no sé con qué llenar, aunque siempre que le veo sonreír desde esa pequeña ventana del skype en la esquina derecha de mi ordenador miles de emociones se apoderan de mí, una sonrisa tonta se dibuja en mi boca y ese vacío desaparece. Va apareciendo gente nueva en mi vida y me pregunto si serán importantes en mi vida, si me marcarán y si me harán daño, porqué me cansé de sufrir, bastante lo he hecho en los últimos años y ahora quiero sonreirle a la vida como si no hubiese mañana, aprovechar cada día al máximo, comerme el mundo todos los días, aunque en el fondo, sé que no quiero hacerlo sola, que quiero hacerlo de su mano, dedicándole cada sonrisa, cada mirada, cada segundo de mi vida, porque la felicidad es lo único que se multiplica cuando se comparte, y sólo quiero compartirlo con alguien en esta vida, y ese alguien es él, la razón de que me seque las lágrimas con la manga del jersey, me levante de la cama, y me trague los nudos que se forman en mi garganta cuando reflexiono en todo lo qué ha pasado, está pasando y pasará. Gracias por ser la razón de todas mis sonrisas, te quiero.