domingo, 21 de septiembre de 2014

No tengo ni puta idea

Me pregunto si ésta ausencia que me he grabado en la piel a fuego lento es la suya o la mía; si el frío que se encierra entre mis sábanas es porque me falta él, o porque me falto yo; si los cristales rotos que retumban en mi cabeza con cada parpadeo son sus añicos, o los míos.
Una vez escribí sobre lo estúpida que me sentía cuando por querer quererle menos por miedo a quererle de más, sufríamos los dos. He perdido la cuenta de las estupideces que he hecho con el fin de protegerme de la bomba atómica de nuestro amor, sin saber que iba a ser él quien saldría herido, de haberlo sabido supongo que habría partido mi cuerpo en dos y le habría protegido de todo. Incluso de mí.
Supongo que amor es cuando estás dispuesto a quemar tu cuerpo, a romperte en mil pedazos, a dejarlo todo atrás, a arrancar tu corazón todo por una simple mirada de la otra persona. Y es que incendié mi mundo por poder juntar su boca con la mía y, a pesar de todo, pase lo que pase y haya pasado lo que haya pasado, lo volvería a hacer. Aunque sea por el día que dormí con él de almohada, aunque sea por todos los amaneceres que nos dedicamos, por la vez que nos perdimos en un bosque en el que no me quiero encontrar, por los besos que el mar nos vio hacer el mundo temblar, por todas las noches que la luna nos oyó gritar, por todas las lágrimas de desesperación que me secó con su sonrisa. Que mi vida ardiera mereció la pena desde el primer momento, aunque haya tardado demasiados errores en darme cuenta.
Le echo de menos, y no tengo ni puta idea de qué haré sin él, no tengo ni puta idea de cómo se vive sin sus besos, sin su risa, sin su manera de acariciarme el pelo. No tengo ni puta idea, ni quiero tenerla,

No hay comentarios:

Publicar un comentario